William Torres
PAIDEIA XXI
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rido, pues impone una estructura
diferida a la comunicación con
implicaciones de este medio técni-
co sobre la intersubjetividad en dos
niveles: La reflexividad de la comu-
nicación y la estructura temporal de
la misma.
Lo reflexivo, si bien es compara-
ble al intercambio epistolar, lo su-
pera ampliamente pues posibilita
un intercambio más dinámico; ade-
más, la correspondencia epistolar
está limitada, por lo general, a las
personas que se conoce. Esta
reflexividad se presenta en dos pla-
nos: En el tratamiento de la infor-
mación, y en la relación misma.
Así, con respecto al tratamiento
de la información o de los conteni-
dos, el correo electrónico permite
una elaboración meditada de los te-
mas, permitiendo incluso descubrir
posibilidades nuevas en una rela-
ción ya establecida. Con respecto a
la relación misma, la reflexividad se
traslada mas allá de los contenidos,
a la relación en sí, de modo que afec-
ta a la relación interpersonal y a la
evaluación que los involucrados ha-
cen de su participación en ella.
El correo electrónico, por su ca-
rácter diferido, modifica la estruc-
turación temporal de las comunica-
ciones, pues el tiempo de la comu-
nicación es, en parte, un tiempo
real o cronometrable, pero, por otra
parte, este tiempo objetivo es
subjetivado durante el proceso de
comunicación. Esta temporalidad se
caracteriza por un suspenso, un cor-
te, que imprime un ritmo interno
distinto a las comunicaciones direc-
tas. En general, tanto la reflexividad
como la temporalidad, a través del
correo electrónico, permiten un
mayor grado de apropiación subjeti-
va del «tempo» y de una elaboración
mayor de los contenidos.
En internet, señalan Lameiro y
Sánchez (1998), la ausencia del
cuerpo es vista como una limitación
en las relaciones establecidas en el
ciberespacio, pero esta limitación no
es igual en todos los casos, quedan-
do configurados dos segmentos
actitudinales: un antivalor, y un lí-
mite o desafío. El antivalor se plan-
tea como que esa ausencia es vivi-
da como carencia, la cual se rela-
ciona a diversos sentimientos, ta-
les como ansiedad, frustración, pues
este grupo necesita conocer de ma-
nera directa o presencial a quienes
conocen en el ciberespacio, lo cual
constituye un punto de conflicto
pues debilita las vivencias. Se plan-
tea algo paradójico, pues se consi-
dera por una parte más profunda y
esencial, pero, por otra parte, es con-
siderada más irreal y no del todo
humana. Para los que consideran
esto un límite, no necesariamente
negativo, puede constituir un desa-
fío e, incluso, se señalan las venta-
jas potenciales de dicho límite, como
por ejemplo apaciguar o eliminar
factores de discriminación.
Se puede señalar que un efecto
subjetivo favorable de Internet está en
la vivencia generada por la disponibi-
lidad anticipada de información y la
seguridad derivada de ello. Así, los que