Amado Nervo y Víctor Andrés Belaunde, La mirada mística de la vida
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PAIDEIA XXI
gran amor durante más de un dece-
nio, hasta 1912, el año que murió. De
la desgracia surgió su célebre libro de
versos, La amada inmóvil (1916).
En París, Nervo se pudo relacionar
con los grandes autores del momen-
to, como Verlaine, Moreas y Wilde,
así como con los más renombrados
intelectuales latinoamericanos, como
Rubén Darío, el más destacado de to-
dos los modernistas. En 1902, el es-
critor mexicano regresaría a su país,y
daría a conocer El éxodo y las ores
del camino, además colaboraría en la
Revista Moderna.
Ya erigido como el gran poeta de
su país, Nervo volvería a escribir para
diarios y publicaría obras importan-
tes, como su poemario Los jardines in-
teriores. En 1905 ingresaría al servicio
diplomático como segundo secretario
de la Legación de México en Madrid
(donde conocería a Belaunde, preci-
samente). Fue un momento esplen-
doroso para la creatividad de Nervo,
pero en 1914, debido a las vicisitudes
políticas del México convulsionado de
entonces, quedaría nuevamente sin
trabajo y sumido en la pobreza. Pero
a pesar de las circunstancias adversas
sigue escribiendo y publicando, dejan-
do más evidente su veta mística. En
1914 divulga su Serenidad, en 1916
Elevación, y en 1918 Plenitud. Poste-
riormente, el gobierno de su país lo
restituiría en su puesto en el servicio
diplomático, esta vez como Ministro
Plenipotenciario y Enviado Plenipoten-
ciario ante los gobiernos de Argentina
y Uruguay, países a los que se dirigió
hacia inicios de 1919. En Buenos Aires
conocería a su último amor, y en Mon-
tevideo exhalaría su suspiro nal el 24
de mayo, evocando la gura de Dios.
En resumen, el contenido de la obra
creativa de Nervo, y su propia concep-
ción vital, pasaría del modernismo a
la búsqueda denitiva de Dios. Y en
ese trayecto Belaunde se identicaría
con él5.
Víctor Andrés Belaunde, intelectual
integral
Belaunde era natural de Arequi-
pa (en donde nació en 1883) y llegó a
Lima en 1900, el mismo año en que
Nervo viajaba a París y que el ensayista
uruguayo, José Enrique Rodó (1871-
1917), publicara Ariel, el libro de ins-
piración de aquella nueva generación.
En el Perú, Belaunde sería uno de los
más conspicuos representantes de la
generación novecentista, pues anali-
zaba la realidad social desde distintos
ángulos (política, sociología, historia,
relaciones internacionales, etcétera).
También fue un autor prolíco que
dejó obras como El Perú antiguo y los
modernos sociólogos (1908), sus ensa-
yos sobre la psicología nacional (1912-
1917), su magníco discurso “La cri-
sis presente” (1914), así como fundó la
revista Mercurio Peruano (1918). Como
muchos de sus compañeros genera-
cionales, Belaunde también ocupó
cargos de representación diplomáti-
ca; así fue como viajó a Montevideo en
donde coincidiría con Nervo. Previa-
mente, en 1906, Belaunde viajaría a
París y luego de una breve estancia se
trasladaría a Madrid (en donde cono-
cería al poeta mexicano) por decisión